Filosofía Enlatada

[English version here.]


Juro que hay días en los que iría blog por blog ‘para chicas’ abofeteando a sus respectivos autores. Hay tres cosas que no puedo entender, y que me molestan:

Por un lado, cómo es posible que tantos hombres (¡Siempre son hombres!) hayan convertido en su modo de hacer ¿literatura? el juntar tópicos masculinos y femeninos, expresiones enlatadas, y clichés más hollywoodienses que reales, dentro de un envoltorio de frases que parecen profundas pero no lo son (mejor cuanto más se parezcan a un oxímoron o menos sentido parezcan tener en su significado literal).

Tampoco entiendo que hayan convertido en su modo de escribir el simular un desgarro sentimental. O las frases cortas. Muy cortas. A veces sólo con adjetivos y adverbios. Brevemente estúpidas. Estúpidamente breves. Que transmiten mucho. Pero mucho vacío.

Por último, y esto es lo que más me molesta, no entiendo cómo las han engañado para creer que ellos son distintos al resto.

Por eso escriben lo que escriben, ¿no?

Pero no lo son, o al menos no en el sentido que ellas lo creen. Supongo que la razón para hacerlo es que los adoren, porque sólo ellos saben lo que ellas piensan… pero siendo uno de nosotros. Ellos ven más allá de esa superficialidad del hombre; ellos van hasta la sensibilidad femenina, la de voz tierna y abrazo cálido, la que sabe apreciar cada detalle en una relación, incluso a costa de perderse en cada esquina, en cada palabra suelta.

Pero no es eso lo que hacen. Lo que hacen es decir lo que ellas quieren oír, y decirlo como ellas quieren oírlo. Y creo que todos conocemos el dicho: a cualquiera con un martillo, todo empieza a parecerle un clavo. Por eso funciona: porque ellos ofrecen clavos y ellas llevan martillos.

No las culpo a ellas. No podría. ¿Quien no quiere leer lo que le refuerza, lo que le hace creer que lo que tantas veces ha pensado es cierto, y especialmente que todo eso que la hacía pensar que estaba loca y el mundo giraba al revés, en realidad no es para tanto?

Los culpo a ellos por haberles hecho creer todo eso.

Y es que las cosas no funcionan así. El mundo no se puede describir con tópicos ni con clichés. Tampoco con citas chulas o canciones -y quien me conozca sabrá que me encantan ambas cosas-. Ni siquiera con frases que parecen profundas. Y desde luego que no, con pequeñas metáforas pseudosentimentales en forma de tuit.

Hay muchas lecciones que aprender de la vida. Muchas reflexiones que tener, y muchos temas en los que no estamos solos a pesar de que lo creamos. Pero si algo he aprendido siendo el lector con un destornillador en muchos blogs llenos de clavos, es que esas lecciones y reflexiones no están ocultas en un texto prefabricado, ni en la filosofía de bar que portan por bandera.

Es una lástima que os hayan hecho creer a tantas que sí.

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